
Puesto que hemos hablado de algunas de las batallas más conocidas de la Antigua Grecia, hoy trataremos un tema relacionado, el sistema militar hoplítico.
El
sistema hoplítico comienza a mediados del siglo VII a.C. y llegará incluso a
influir en Roma que mimetiza la idea del guerrero-ciudadano. El sistema
político griego se organiza en ciudades-estado independientes entre sí. Estas “polis”
se consideran hermanadas puesto que comparten cultura, lengua, religión y
tradiciones, pero las rivalidades entre ellas se consideran algo habitual.
El
guerrero hoplita se considera infantería pesada y destacaban por su gran
fortaleza defensiva. Portaban, un escudo cóncavo y circular, que da nombre al
hoplita (hoplon) y que se sostenía con el brazo izquierdo. Este escudo cubría
la parte izquierda del guerrero y dejaba libre el brazo derecho para portar una
gran lanza de dos metros de altura. Además, los hoplitas luchaban en formación
de “falange”, con lo que, además de cubrir su parte izquierda con su propio
escudo, cubrían y eran cubiertos, de forma recíproca, en la parte derecha del
cuerpo con el escudo del compañero. En cuanto a la cabeza, era protegida por un
yelmo, normalmente de material metálico. El resto de la armadura la componían
unas grebas que protegían las piernas y coraza para el tronco. Todo ciudadano
con plenos derechos que podía costearse la “panoplia” o conjunto de protecciones
y armas hoplitas, era susceptible de pertenecer al ejercito hoplítico.
Posiblemente
la gran revolución que supuso el sistema hoplítico en el ámbito militar fue que
a partir de ese momento la fuerza de la unidad residía en el conjunto y no en
el individuo.
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